miércoles, 18 de enero de 2012

CAPITULO XXXIII, En busca de la verdad.

                                          CAPITULO XXXIII
                                        En busca de la verdad 





Hoy me siento descansado, presiento que pronto acabará la prueba por la que mi Dios me ha puesto a prueba en este mundo, confieso en mis escritos el egoísmo por satisfacer la curiosidad y el ansia por aprender de los hombres, he conocido ilustres escribas dedicados a fechas, lugares, detalles en el paisaje y por datos históricos de tanto renombre en la fecha que vivimos, me llegan noticias de esta época de grandes inventos, construcciones magnas dedicadas a Dios y al culto por el poder de reyes, grandes cuadros de artistas procedentes de Italia, Holanda, Francia, Inglaterra y siempre la guerra, somos capaces de grandes hazañas por la paz y por ello seguimos matando a nuestros hermanos, siento la fatiga en mi alma y la desilusión por la lucha, al seguir el consejo de D. Francisco de no visitar el hospital hace que nuestras conversaciones sean más frecuentes, en una de estas charlas me confiesa un descubrimiento que había pasado inadvertido el día anterior, decididamente no se trata de una gema valiosa me dice, a pesar de no saber del material con el que está hecha confiesa que, en un análisis minucioso de la misma ha descubierto una fractura apenas visible a simple vista, un corte tan fino como un cabello divide su superficie antes tapado por la suciedad que lo cubría.
Es la misma conclusión a la que ha llegado mi amigo Isaac, puede tratarse de fina porcelana, una miniatura delicada que no se atreve a manipular con herramientas que puedan dañarla concluye mi benefactor D. Francisco, hemos visitado la trastienda de este misterioso hombre de origen judío, fiel creyente en su doctrina, la Toráh, La ley de Moisés descrita durante siglos por cinco pergaminos en los que el pueblo de Israel pasaban a través de generaciones por sus enseñanzas, hombre de mirada limpia y noble, de aspecto delicado, me hizo recordar a un ángel envejecido y atemporal, de piel pálida, tiene el aspecto de no saber de la existencia del sol y el aire, según me confiesa mi amigo lleva mucho tiempo dedicado a estudios tan solo aptos para eruditos, hemos podido visitarlo después de solicitar una previa entrevista, no dejo de sorprenderme y maravillarme de tantos misterios cultivados por hombres especiales a los que la vida y sus miserias no tienen el mínimo interés, tan solo dedican horas de estudio al vinculo que pueda unir los poderes de la naturaleza con la propia esencia de lo divino.
Quizás se pregunte quien lea estos escritos de mi propio interés en una religión que no es la mía, secretos arcanos en la historia de quienes nos precedieron, solo aprendemos de quienes conocieron las dificultades del camino para que otros caminantes supiéramos donde están los obstáculos, según me dice Isaac los cinco libros del Pentateuco fueron escritos directamente por Moisés quien recibió las instrucciones directamente de Dios para el pueblo hebreo. No voy a dar más detalles sobre lo que escuché aquel día, la historia no es lo importante y si las enseñanzas de las que de ellas hacen de la bondad del hombre, confieso admirar con vehemencia todo culto que pueda ensalzar a Dios, con diferentes nombres según su origen en la tierra pero con el mismo sentido por la filosofía por hacer el bien común. Quedo prendado del ritual con el que venera estos sagrados escritos, se tapa la cabeza a la altura de la coronilla y lee con un ritmo musical en sus palabras que me hacen abandonar por instantes la realidad del momento, me siento transportado en un instante fuera de mi cuerpo abandonándome al dulce aroma que invade el ambiente, sueño, me dejo llevar y me abandono a un nuevo viaje a través de una dulce muerte si poder resistirme.
Contemplo las caras extrañadas de mis amigos mirándome con cara de preocupación, lo que para mí ha sido un instante de sopor para ellos ha sido motivo de preocupación, me dicen que mi cuerpo ha quedado inerte con la piel tan fría como un cadáver, tan solo han permanecido pacientes al acercarme a la boca un platillo de plata y ver con tranquilidad que éste quedaba empañado por el vaho de la respiración pausada pero constante. He vuelto a revivir episodios de mi pesadilla, voces y ruidos desconocidos, no puedo explicarlos, tan solo me queda el miedo en el cuerpo y la sensación de no poder manejar mis acciones, cada vez estoy más seguro que una fuerza interior me habla sin palabras, es una sensación de vivir una vida que no me pertenece.
En mi sueño mi cabeza solo tiene un claro mensaje, continúa el camino, descubre a las fuerzas que guían tu vida, un viaje te espera, la respuesta, es tu meta.
Isaac me mira fijamente y posa su mano fría sobre mi frente entonando unas palabras de las que tan solo entiendo una parte, en ellas me desvela que el objeto por el cual he sufrido desdichas se trata de una llave profética, soy el portador de secretos que tan solo me serán revelados por un rabino de tierras lejanas, estoy marcado por el destino del navegante, el pescador de almas, te llamas Pedro, igual que el pescador que dejó todo por seguir las enseñanzas del Mesías cristiano.
 Hoy ha sido una experiencia de la que tengo dudas si fue real o simplemente el sueño de un loco, nunca supe donde se encontraba la dirección del hombre llamado Isaac, D. Francisco nunca quiso desvelarme su ubicación y por respeto quedaron en el aire tantas preguntas sin respuesta por revelar, aquel día recuerdo verme tumbado en la playa mecido por el canto de las olas al romper contra las rocas de la orilla, me sentía relajado, torpe de movimientos pero al fin feliz de poder entender mi propia ignorancia, sentirme tan hambriento de conocimiento era el gran reto para emprender nuevamente nuevos horizontes, sumido en mis cábalas vislumbro en el horizonte un galeón de velas henchidas por el viento, tomo en mi mano un puñado de fina arena amarilla y la dejo caer con el puño apretado en un hilo de minúsculas partículas que bailan caprichosas el pasar del tiempo en un instante, tengo nuevamente la respuesta a mis dudas, ha llegado el momento de abandonar Gran Canaria, no es mi deseo, creo será un viaje para encontrarme a mí mismo, me asombra lo que acabo de pensar sin ser consciente de que sean mis palabras o alguien en mi interior me vuelva a llenar la cabeza con otro reto, es hora de rezar, necesito confesar a Dios los miedos que me atenazan pero tengo la absoluta convicción de mi próximo destino.
Oigo en el muelle cercano la campana de la torre, la calle Triana rebosa de gente apresurándose a recibir el barco que ya se ve nítidamente aproximarse a tierra, niños corriendo, ancianas con grandes esteras de palma se apresuran por exponer los mejores productos de la tierra para deleite de propios y extraños, el ejercito hace presencia para conseguir el orden en tanto barullo, a pesar de ser temprano las mujeres de vida alegre peinan con mesura sus largas cabelleras, esta noche será muy lucrativa.
Me encamino hacia la casa de D. Francisco con la esperanza de encontrarme también con Serafín y hacerles participe de mi decisión de continuar viaje, distraído con la marea de gente tropiezo con un peculiar personaje del puerto al que conocí por su mote y por las risas con las que una noche fui participe, un hombre corpulento y rudo de origen gallego al que apodaban el Tasca, mi primera impresión era evidente, su sobrenombre seguramente sería por su afición por el buen beber dada su corpulencia, nada más lejos de la realidad, trabajaba de peón en la catedral, hombre cristiano como pocos no bebía alcohol pero si comía como si el mundo se acabara al día siguiente sin mesura y sin control, así lo denotaba la tremenda barriga que lucía con orgullo.
Me contaron de una madrugada oscura como pocas el Tasca hacía camino hasta su trabajo en la ciudad, venía desde el campo por senderos silenciosos y bosques de pinar, cuentan de un espanto que se le apareció en forma de espectro portando un hacha antes de ver las luces del alba, a pesar de su corpulencia y enorme barriga el Tasca no paró de correr como alma posesa hasta encontrarse con sus amigos en el trabajo, después de un rato, Nemesio, más conocido como el rata le señalaba con el dedo y con la otra mano se tapaba la nariz diciéndole, Basilio, tascagao, los demás al notar la tremenda peste y las chorreras que decoraban su pantalón solo se retiraron para burlarse del pobre desgraciado con las voces, tascagao, tascagao, con el tiempo ya hartos de reír tan solo queda Tasca sin apellido.
Perlas de jocosa hilaridad al acordarme de tantos amigos, es curioso en todos los pueblos y ciudades que he visitado el peculiar sentido del humor de estas buenas gentes, a pesar de las penurias siempre hay momentos para reírse de ellos mismos y de todo el que se ponga a tiro de sus desgracias.
América nos espera, el barco que llegó procedía de Venecia, ha hecho escala en Canarias para abastecerse de agua, pescado en salazón, verduras frescas, fruta, agua y cantidades de bártulos con todo tipo de avituallamiento para continuar travesía, ha sido nuevamente la influencia de D. Francisco para tener el dispendio y la documentación oportuna para embarcarnos en este navío, año de nuestro señor de 1529, la picaresca asoma en el protocolo con el que nos reciben al portar falsos documentos como emisarios del Papa en la colonización de los indios propiedad de su majestad Carlos V, mis últimos días en esta maravillosa isla han sido para despedirme de los amigos y conocidos, poner mi alma a disposición de Dios y confesarme con un amigo que ha sido como un padre, D. Francisco, lagrimas de dolor por la despedida inminente y por la certeza absoluta de no volver a encontrarnos hasta la otra vida, en un viaje que el cielo será nuestro inmenso mar y nuestra nave estrecha y de madera con el viento suave de la muerte balanceado por el sueño eterno.
Serafín y yo contemplamos el imponente navío veneciano con absoluta admiración, en su proa luce un león alado dorado, su casco engalanado de color rojo y dorado brilla esplendido y orgulloso de la riqueza opulenta de la corte italiana, el arte y el poder del hombre para sentirse orgulloso, me flaquean las piernas al pensar la tortura del viaje cuando llegamos a esta isla pero no debo temer en la búsqueda de nuevos horizontes con tan solo mi libro, una pizarra, una cruz al cuello y el habito humilde que me cubre con un crucifijo que atesora el porqué de mi vida, dejo en esta isla lo mejor de mi vida, el vinculo que me unía con mi progenitor al que juzgué sin tan siquiera conocerlo, he descubierto que la vida tiene un significado personal para todos los que buscamos la gracia divina, no importa la religión que se procese, lo importante es cultivar el amor por el prójimo sin esperar recompensa por ello, me sorprende Serafín con una amplia sonrisa al comentarme que el mundo nos espera y si la tierra no es plana como hemos oído encontraremos respuestas al misterio de lo desconocido.