Despertar
CAPITULO
I
Despertar
Aún no termino de despertar del sueño que
invade mi mente, me siento aletargado por una parálisis que desconozco y tengo
que concentrarme para moverme poco a poco, observo absorto mis manos, es
curioso creo que a todos nos sucede que miramos asombrados nuestras propias
manos para reconocer que siguen siendo parte de la realidad de nuestro cuerpo,
con ellas desde que tenemos uso de razón son el primer instrumento con el que nos
llegan muchos descubrimientos de nuestro entorno, con ellas recibimos
sensaciones en nuestra cabeza para interpretar incluso en la oscuridad la
seguridad de sujetarnos a una fugaz caída al abismo, manos con cicatrices, ásperas,
de piel quemada por la intemperie y sucias de tierra rojiza, una calma
tensa se respira en el aire tan solo interrumpido por el zumbido de un
moscardón que planea sobre mi camastro, apenas una techumbre de madera cubierta
con hojas secas de palmera me deja ver que esta amaneciendo dondequiera que me
encuentre ahora, sensaciones de calor intenso y mareo con olores espesos y
cargados que no me son familiares y me provocan un acceso violento de tos al
intentar incorporarme, sangre... sangre oscura y viscosa cuelga de mis resecos
labios en un hilillo que llega hasta la sabana que me cubre formando un
charquito sobre mi pecho descubierto.
Ahora intento quedarme quieto hasta que la cabeza deje de machacarme
para volver a la realidad en la que me encuentro... ¿realidad ?... ¿quién
soy? una venda cubre mi frente y perlas de sudor frío recorren mi cuerpo en un
estremecimiento de puro terror, la supuesta realidad cae sobre mí como
un hacha que me corta la respiración, convulsiones, jadeos y
temblores, mis ojos parecen salirse de las órbitas con la falta de oxigeno y de
mi boca desencajada no sale sonido
alguno.
En el poco tiempo que dura esta agonía pienso o quizás viva nuevamente la sensación
de que algo ó alguien habita en mi cabeza, esas voces y sonidos que quiebran mi
voluntad dando la orden con un firme propósito que retenga lo que vivo, que no
olvide lo que veo y que escriba todo lo que siento con sus detalles.
Aferro lo que oprime mi sudoroso cuello cortándome la respiración... entre
vueltas y contorsiones tengo enredado un negro cordón de lo que parece piel de
cerdo con un crucifijo en su extremo. Solo puedo al tacto imaginarme como
es ya que no tengo fuerzas para volver a incorporarme, una pieza de tosco
hierro en forma de cruz con oxido en una de sus esquinas... ¿qué significado
tiene todo esto y quién soy?... dudas y más dudas, calma, tengo que intentar
recuperar la cordura a pesar de la presión que oprime mi cabeza y el dolor que
me invade mi brazo vendado. Me abandono por la fatiga y me dejo arrastrar en un
profundo sueño donde la oscuridad solo es habitada por espíritus que me
guían en un espacio aéreo y en el que me veo desde el techo postrado en unas
tablas y cubierto por una lona manchada. Estoy muerto?...no tengo respuestas
pero si estoy viendo mi propio cuerpo ó eso creo, un hombre delgado de
piel cetrina, blanco como la cera a excepción de brazos y pies negros,
costrosos y sucios. Mi cara ó eso creo que es, contrasta con el resto por
su tez tostada, nariz aguileña y marcada mandíbula rodeada por una capa espesa
de barba hasta la altura del pecho.
Veo una luz intensa y blanca en lo que parece el final de un túnel de humo pero
la sensación no es real como hasta yo me puedo imaginar es difícil de explicar
pues la calma invade mi interior, quizás sea mi alma que intenta buscar su
liberación ó yo solo soy un espectador de un fenómeno que no entiendo
ó soy incapaz de interpretar... Dios que me sucede? que es todo esto?... me
ciega esa luz tan blanca, oscuridad, negrura, calma, el vacío.
Oigo a una cierta distancia las voces de
una muchedumbre hablando a voz en grito con diferentes tonos y distintas
lenguas de las que puedo entender palabras sueltas, intento mantenerme quieto a
la espera de discernir entre el sueño abotagado de mis sentidos y la intensa
nausea que retuerce mi estomago, siento en mi frente un golpear acelerado y
constante, mi mente se abre paso para indicarme que tan solo se trata del
corazón latiendo desbocado en mi pecho y por instinto sin ser plenamente
consciente de ello me concentro frunciendo el ceño para encontrar la calma
física en mi propio cuerpo, una sensación en la que todos mis músculos entran
en armonía con los mandatos de mi mente, poco a poco me doy cuenta que mi pulso
baja la frecuencia cambiando a la tranquilidad de una respiración lenta y
pausada, siento el abandono de todo lo mundano que me rodea transportándome a
nuevas sensaciones, percibo fragancias florales, un cielo azul con una brisa
acariciando mi piel, un sol que me adormece mientras avanzo por una pradera de
fina hierba húmeda caminando sin sentir el cansancio, creo conocer este lugar,
no es la primera vez que encuentro la paz en esta soledad que me rodea y la vez sé que no estoy solo, alguien me ha
guiado acompañándome con sus enseñanzas, puedo controlar la esencia de mi
propia naturaleza humana, aquí no existe el dolor, mi mente toma el mando
conectando con un mundo diferente del común de los mortales, intento gritar y
nuevamente siento hinchar las venas de mi cuello del que me aferro sintiendo la
presión de mis manos sin conseguirlo como un poseso desesperado, en uno de esos
intentos caigo con estrepito contra el duro suelo con agudos pinchazos de
intenso dolor, la cabeza me da vueltas con un torbellino de pequeñas lucecitas
de noche oscura y estrellada, sin querer mis ojos se llenan de lagrimas impidiéndome
ver quien se acerca, oigo unos pasos presurosos en mi dirección.
Una sacudida me retuerce y... ha sido una bofetada? siento el aliento en mi
cara de una pestilencia de ajo, ajo? siento la presión de unas garras
clavadas de mis brazos y la sacudida de quizás el propio demonio para
arrastrarme a los mundos del infierno.
!!! Hermano Pedro despierte ¡¡¡, sí, estoy vivo o eso creo, alguien
me reclama a esta vida de penuria en la que trozos de imágenes vuelven a
rebotar en mi cabeza con el espanto al contemplar tan fea cara sobre la mía y
al que creo recordar como hermano Serafín, mi amigo confesor
y compañero de aventura, ¿pero que le ha pasado? ¿ os dais cuenta lo mal herido
que estáis? me acuna entre sus brazos y aspiro el olor rancio del contacto de
su cuerpo, me inquieta reconocer el aroma sudoroso del miedo, manoteo en un esfuerzo inútil para
preguntarle que me sucede intentando ver en sus ojos una respuesta que me tranquilice,
él reacciona sujetándome con fuerza colocando uno de sus dedos sobre sus labios
dando a entender que permanezca callado y tranquilo.
Me ayuda con unos gruñidos a
incorporarme haciendo enormes esfuerzos en ello, soy mucho más alto que él y
después de un rato vuelvo a recostarme en lo que pensaba era un camastro,
descubro con estupor que se trata de una mesa de grandes dimensiones, paños
sucios y una palangana de agua rojiza al pie de la misma donde los moscardones
zumban golosos de su pestilencia.
Me observa con una mirada llorosa reflejo de
su inquietud y me pregunta ¿acaso no me reconocéis? soy vuestra única familia y
he temido por vuestra vida, lleváis varios días inconsciente entre la vida y la
muerte hablando entre sueños en lenguas que desconozco con desvaríos propios de
un endemoniado y bendito sea Dios he rezado en todo momento para que volvierais
a vivir, mientras me observa trata de incorporarme para sorber un poco de agua
de la que con ansiedad desmedida trato de tragar con mucho esfuerzo, mis labios
resecos y cuarteados me provocan un dolor agudo y nuevamente mis manos intentan
tocarlos para saber de su estado, tengo que asimilar lo que me acaba de
comentar y hago un esfuerzo por recordar si he cometido algún delito merecedor
del estado en el que me encuentro.
¿No tengo familia? Me cuesta poner en orden mi
mente para buscar una nueva decepción acompañada de un estado de abandono,
veréis Pedro, continúa diciendo, es posible que en vuestro estado no recordéis
muchas cosas que nos han sucedido, evitad esforzaros en preguntar, no podéis
hablar, ¿Qué? Mis ojos contemplan atónito a este hombre vestido con un hábito y
la cabeza cubierta con una capucha, ¿un monje? Tengo que pediros perdón, me
dice con cara de arrepentimiento manifiesto en su cara, pensé que no volveríais
y ya tenía preparado todo para vuestro último viaje con nuestro creador, me
preocupaba encontrar un lugar sagrado para dar el merecido descanso a vuestra
alma en esta tierra de infieles tal y como habíamos hablado antes de que todo
esto sucediera, espero que con descanso y oraciones volvamos a continuar
nuestro camino hasta que el destino nos llame al reino de los cielos.
Pero antes de continuar con la
realidad que vuelvo a sufrir tendré que volver a mis orígenes para reordenar mi
mente y espíritu, hallar respuestas a todo esto que me confunde y no acabo
de entender.
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