miércoles, 26 de junio de 2013

CAPITULO I, Despertar.


 

 

 

                    Despertar


 

                                                           CAPITULO I
                                                              Despertar

 

 

 

 

           Aún no termino de despertar del sueño que invade mi mente, me siento aletargado por una parálisis que desconozco y tengo que concentrarme para moverme poco a poco, observo absorto mis manos, es curioso creo que a todos nos sucede que miramos asombrados nuestras propias manos para reconocer que siguen siendo parte de la realidad de nuestro cuerpo, con ellas desde que tenemos uso de razón son el primer instrumento con el que nos llegan muchos descubrimientos de nuestro entorno, con ellas recibimos sensaciones en nuestra cabeza para interpretar incluso en la oscuridad la seguridad de sujetarnos a una fugaz caída al abismo, manos con cicatrices, ásperas, de piel quemada por la intemperie y sucias de tierra rojiza, una calma tensa se respira en el aire tan solo interrumpido por el zumbido de un moscardón que planea sobre mi camastro, apenas una techumbre de madera cubierta con hojas secas de palmera me deja ver que esta amaneciendo dondequiera que me encuentre ahora, sensaciones de calor intenso y mareo con olores espesos y cargados que no me son familiares y me provocan un acceso violento de tos al intentar incorporarme, sangre... sangre oscura y viscosa cuelga de mis resecos labios en un hilillo que llega hasta la sabana que me cubre formando un charquito sobre mi pecho descubierto.

         Ahora intento quedarme quieto hasta que la cabeza deje de machacarme para volver a la realidad en la que me encuentro... ¿realidad ?... ¿quién soy? una venda cubre mi frente y perlas de sudor frío recorren mi cuerpo en un estremecimiento de puro terror, la supuesta realidad cae sobre mí como un hacha que me corta la respiración, convulsiones, jadeos y temblores, mis ojos parecen salirse de las órbitas con la falta de oxigeno y de mi boca desencajada  no sale sonido alguno.

         En el poco tiempo que dura esta agonía pienso o quizás viva nuevamente la sensación de que algo ó alguien habita en mi cabeza, esas voces y sonidos que quiebran mi voluntad dando la orden con un firme propósito que retenga lo que vivo, que no olvide lo que veo y que escriba todo lo que siento con sus detalles.

          Aferro lo que oprime mi sudoroso cuello cortándome la respiración... entre vueltas y contorsiones tengo enredado un negro cordón de lo que parece piel de cerdo con un crucifijo en su extremo. Solo puedo al tacto imaginarme como es ya que no tengo fuerzas para volver a incorporarme, una pieza de tosco hierro en forma de cruz con oxido en una de sus esquinas... ¿qué significado tiene todo esto y quién soy?... dudas y más dudas, calma, tengo que intentar recuperar la cordura a pesar de la presión que oprime mi cabeza y el dolor que me invade mi brazo vendado. Me abandono por la fatiga y me dejo arrastrar en un profundo sueño donde la oscuridad solo es habitada por espíritus que me guían en un espacio aéreo y en el que me veo desde el techo postrado en unas tablas y cubierto por una lona manchada. Estoy muerto?...no tengo respuestas pero si estoy viendo mi propio cuerpo ó eso creo, un hombre delgado de piel cetrina, blanco como la cera a excepción de brazos y pies negros, costrosos y sucios. Mi cara ó eso creo que es, contrasta con el resto por su tez tostada, nariz aguileña y marcada mandíbula rodeada por una capa espesa de barba hasta la altura del pecho.

        Veo una luz intensa y blanca en lo que parece el final de un túnel de humo pero la sensación no es real como hasta yo me puedo imaginar es difícil de explicar pues la calma invade mi interior, quizás sea mi alma que intenta buscar su liberación ó yo solo soy un espectador de un fenómeno que no entiendo ó soy incapaz de interpretar... Dios que me sucede? que es todo esto?... me ciega esa luz tan blanca, oscuridad, negrura, calma, el vacío.

        Oigo a una cierta distancia las voces de una muchedumbre hablando a voz en grito con diferentes tonos y distintas lenguas de las que puedo entender palabras sueltas, intento mantenerme quieto a la espera de discernir entre el sueño abotagado de mis sentidos y la intensa nausea que retuerce mi estomago, siento en mi frente un golpear acelerado y constante, mi mente se abre paso para indicarme que tan solo se trata del corazón latiendo desbocado en mi pecho y por instinto sin ser plenamente consciente de ello me concentro frunciendo el ceño para encontrar la calma física en mi propio cuerpo, una sensación en la que todos mis músculos entran en armonía con los mandatos de mi mente, poco a poco me doy cuenta que mi pulso baja la frecuencia cambiando a la tranquilidad de una respiración lenta y pausada, siento el abandono de todo lo mundano que me rodea transportándome a nuevas sensaciones, percibo fragancias florales, un cielo azul con una brisa acariciando mi piel, un sol que me adormece mientras avanzo por una pradera de fina hierba húmeda caminando sin sentir el cansancio, creo conocer este lugar, no es la primera vez que encuentro la paz en esta soledad que me rodea y  la vez sé que no estoy solo, alguien me ha guiado acompañándome con sus enseñanzas, puedo controlar la esencia de mi propia naturaleza humana, aquí no existe el dolor, mi mente toma el mando conectando con un mundo diferente del común de los mortales, intento gritar y nuevamente siento hinchar las venas de mi cuello del que me aferro sintiendo la presión de mis manos sin conseguirlo como un poseso desesperado, en uno de esos intentos caigo con estrepito contra el duro suelo con agudos pinchazos de intenso dolor, la cabeza me da vueltas con un torbellino de pequeñas lucecitas de noche oscura y estrellada, sin querer mis ojos se llenan de lagrimas impidiéndome ver quien se acerca, oigo unos pasos presurosos en mi dirección.                             

         Una sacudida me retuerce y... ha sido una bofetada? siento el aliento en mi cara de una pestilencia de ajo, ajo? siento la presión de unas garras clavadas de mis brazos y la sacudida de quizás el propio demonio para arrastrarme a los mundos del infierno.

          !!! Hermano Pedro despierte ¡¡¡, sí, estoy vivo o eso creo, alguien me reclama a esta vida de penuria en la que trozos de imágenes vuelven a rebotar en mi cabeza con el espanto al contemplar tan fea cara sobre la mía y al que creo recordar  como hermano Serafín, mi amigo confesor y compañero de aventura, ¿pero que le ha pasado? ¿ os dais cuenta lo mal herido que estáis? me acuna entre sus brazos y aspiro el olor rancio del contacto de su cuerpo, me inquieta reconocer el aroma sudoroso del miedo,  manoteo en un esfuerzo inútil para preguntarle que me sucede intentando ver en sus ojos una respuesta que me tranquilice, él reacciona sujetándome con fuerza colocando uno de sus dedos sobre sus labios dando a entender que permanezca callado y tranquilo.

            Me ayuda con unos gruñidos a incorporarme haciendo enormes esfuerzos en ello, soy mucho más alto que él y después de un rato vuelvo a recostarme en lo que pensaba era un camastro, descubro con estupor que se trata de una mesa de grandes dimensiones, paños sucios y una palangana de agua rojiza al pie de la misma donde los moscardones zumban golosos de su pestilencia.

 Me observa con una mirada llorosa reflejo de su inquietud y me pregunta ¿acaso no me reconocéis? soy vuestra única familia y he temido por vuestra vida, lleváis varios días inconsciente entre la vida y la muerte hablando entre sueños en lenguas que desconozco con desvaríos propios de un endemoniado y bendito sea Dios he rezado en todo momento para que volvierais a vivir, mientras me observa trata de incorporarme para sorber un poco de agua de la que con ansiedad desmedida trato de tragar con mucho esfuerzo, mis labios resecos y cuarteados me provocan un dolor agudo y nuevamente mis manos intentan tocarlos para saber de su estado, tengo que asimilar lo que me acaba de comentar y hago un esfuerzo por recordar si he cometido algún delito merecedor del estado en el que me encuentro.

 ¿No tengo familia? Me cuesta poner en orden mi mente para buscar una nueva decepción acompañada de un estado de abandono, veréis Pedro, continúa diciendo, es posible que en vuestro estado no recordéis muchas cosas que nos han sucedido, evitad esforzaros en preguntar, no podéis hablar, ¿Qué? Mis ojos contemplan atónito a este hombre vestido con un hábito y la cabeza cubierta con una capucha, ¿un monje? Tengo que pediros perdón, me dice con cara de arrepentimiento manifiesto en su cara, pensé que no volveríais y ya tenía preparado todo para vuestro último viaje con nuestro creador, me preocupaba encontrar un lugar sagrado para dar el merecido descanso a vuestra alma en esta tierra de infieles tal y como habíamos hablado antes de que todo esto sucediera, espero que con descanso y oraciones volvamos a continuar nuestro camino hasta que el destino nos llame al reino de los cielos.

              Pero antes de continuar con la realidad que vuelvo a sufrir tendré que volver a mis orígenes para reordenar mi mente y espíritu, hallar respuestas a todo esto que me confunde y no acabo de entender.

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