viernes, 2 de septiembre de 2011

CAPITULO XXVIII, Illuminati



      



    

                                           CAPITULO XXVIII

                                                     Illuminati



       

Una brisa con olores procedentes del mar me acompaña en un nuevo día, aun es muy temprano y el astro rey no empieza a despuntar sobre la tierra que habita el hombre. Oraciones del alba, meditación y rezos, plegarias y ruegos a Dios para que me siga acompañando en esta isla misteriosa, una modesta habitación de gruesos muros y techos de madera envejecida por el tiempo. Procuro no hacer ruido y mis oídos están atentos a cualquier sonido procedente de la casa, mi mente intenta desenredar de mi cabeza los diferentes tonos para separar lo natural de los que produce el propio hombre, solo se trata del instinto de supervivencia, percibo el roce de una cortina contra el bastidor de la ventana, suave, ligero, acompasado del aire con olores salinos y cantos cercanos de grillos procedentes del jardín, concentro mi atención en un sonido distinto, el golpe hueco de alguna vasija de cerámica como una campanilla ahogada, no estoy seguro pero no puedo continuar en esta habitación, estoy acostumbrado a dormir breves espacios de tiempo con la única finalidad de descansar mi atormentado espíritu y poder acallar las voces que se apoderan de mi cabeza, últimamente me he olvidado de ellas y también me siento más seguro y sosegado de mis propios temores, esta cruz que cuelga de mi cintura como el ancla que me lastra hasta profundos abismos que no entiendo.

Bajo las escaleras para encaminarme hasta donde una tenue luz me guía en el resquicio de una puerta, el fresco de la madrugada hincha mis pulmones de energía y buen humor, un olor de infusiones aromáticas embriaga mis sentidos al acercarme hasta donde supongo se encuentra la cocina de esta casa desconocida.

Pasad, pasad me dice Don Francisco con una amplia sonrisa en su cara, tenéis buen aspecto me dice mientras sujeta mis manos con las suyas y me mira directamente a los ojos, sentaros a la mesa os preparare una infusión para calentar el estomago, los demás aun duermen, es muy temprano y llevamos mucho tiempo esperando vuestra llegada entended que por fin veamos una nueva esperanza a tan larga espera.

Ya frente a mi lo contemplo intentando ver en su expresión alguna pista que desvele tan inquietantes y misteriosas palabras pero solo encuentro una paz desconocida en su expresión y una risita sincera cuando me confiesa que no hace falta que utilice la pizarra que siempre me acompaña para intentar una conversación, puedo leer vuestros labios me confiesa, a lo que yo me quedo perplejo y anonadado ¿leer mis labios? ¡¡Qué clase de magia es esa!! Sin pensarlo no he podido evitar pronunciar lo primero que siento con autentica cara de terror, desplazo bruscamente la silla donde me siento y sudoroso me apoyo contra la fría pared de la cocina. En ese preciso instante se abre la puerta y entra como un torbellino el hermano Serafín, atónito contempla la escena buscando con la mirada el origen del ruido ocasionado, D. Francisco sin ni siquiera alterarse con ambas reacciones tan solo levanta la mano derecha y sin más explicaciones                   consigue que Serafín incline la cabeza a modo de disculpa y abandone la estancia sin abrir la boca, oigo murmullos en el exterior de varias personas hablando en voz apenas audible entre ellos, preguntándose qué sucede y un expirar de sonido para mantener silencio, a continuación pisadas alejándose fuera de la puerta.

Ruego me disculpéis Pedro, por favor sentaos y dadme la oportunidad de explicarme, tengo muchas cosas que contaros y sé que serán de vuestro interés, todo esto lo dice con una voz que transmite calma en mis alterados nervios, poco a poco crece en mi la curiosidad por este extraño hombre, sus cabellos blancos como la nieve me hacen pensar en una edad avanzada, su mirada es limpia y sus gestos pausados, propios de una persona acostumbrada a mandar y con una seguridad en todo lo que hace, sus manos no tienen callos por lo que deduzco no se dedica a labores de campo y su piel blanca propia de permanecer a la sombra del intenso sol con el que Dios bendice cara, le increpo nervioso diciéndole que mi padre me vendió como Judas por un puñado de monedas dilapidándolas en tabernas y mujeres de la calle, arruinando a mi familia y dejándome en el olvido como a un perro abandonado, se toda esa historia, la conozco, no hace falta que me torture con el recuerdo de un bastardo al que prefiero olvidar.

Sin esperarlo y acabado de decirle lo que pensaba he sentido sin saber por dónde una sonora bofetada que me ha tirado al suelo dejándome totalmente aturdido, siento un terrible dolor en la boca de donde saboreo la sangre que de ella emana, la cara me arde como una brasa encendida y antes de recobrarme por la sorpresa del golpe me veo abrazado a D. Francisco, me consuela diciéndome con voz muy dulce lo ignorante que soy y lo mucho que siente haberme golpeado, me mira fijamente, esta vez muy serio y con un dedo apuntándome a la cara me increpa lo equivocado que estoy al juzgar sin saber la verdad sobre una historia que vivió junto a él en primera persona.

Pedro, te conozco desde que naciste, en una fecha difícil de olvidar 25 de Diciembre del año de nuestro señor de 1500 este dato me deja más confundido de lo que ya estaba con la tremenda bofetada, continua su relato mientras mis ojos se nublan por lagrimas que corren por mis mejillas sintiéndome avergonzado de mi propia vida, humillado por un hombre que está a punto de desvelar el motivo que gira en torno a un dolor escondido por tanto tiempo y dejándome calmado por la sorpresa de sus palabras y la curiosidad en todas las facetas que ya estaban tan olvidadas en mi subconsciente. Vuestro padre se dedicaba al comercio por todas las tierras de la península, hombre culto e inteligente a la vez de noble de sentimientos y de corazón limpio, nos conocíamos por haber tenido negocios de diferente índole y de provechosos resultados, tan solo nos veíamos en contadas ocasiones en reuniones clandestinas, sin mediar palabra me muestra un pergamino con un tosco dibujo que me produce un escalofrío, un compas en forma de A una escuadra y un mazo, ese dibujo lo reconocía, lo había visto tallado sobre el marco de la puerta en mi casa, apenas se veía a simple vista pero de niño tenía mucho tiempo para observarlo todo, yo mismo años después intente imitarlo con mi pequeña navaja sin saber su significado.

Permitidme contarle un poco de historia sobre este símbolo que veo conocéis, hace ya muchos años había una campesina en Salamanca a la que se la conocía por la beata de Piedrahita, se decía tener poderes para conversar con Nuestra Señora La Virgen y con Jesucristo, este rumor llego a oídos de La Santa Inquisición en el año de 1511, eludió el castigo por intervención de un misterioso protector que aporto una considerable suma de dinero para evitar un castigo penado de muerte en la hoguera, nunca se desvelo ni quien había sido este misterioso personaje ni cual fue el destino de la mujer involucrada en la acusación de la Santa Sede. Escuchaba anonadado el relato de mi anfitrión sin saber la conexión con mi propia vida hasta que continuo con otro relato más inverosímil y del cual no había oído hablar nunca. Ignacio de Loyola, fundador de vuestra orden de los jesuitas, año 1527, es acusado en Salamanca donde cursa sus estudios en la Universidad de ser simpatizante de los iluminados o francmasones, tan solo es amonestado por la autoridad eclesiástica sin ningún castigo, no sucede lo mismo en Toledo tiempo después con otros condenados por la misma acusación y son perseguidos y ejecutados sin pruebas contrastadas de delito.

Cada vez me sentía más perturbado por todo lo que este anciano me relataba en una fluidez de palabras memorizadas y contadas como una vertiginosa cascada de sensaciones que me estremecían por su gravedad, sin percatarme de ello y después de conseguir volver a respirar con tranquilidad me di cuenta que me estaba hablando en latín, por supuesto que lo entendía pero hasta ahora no me había dado cuenta de la astucia de este hombre tan enigmático, la infusión ya estaba casi fría y la claridad del día anunciaba un nuevo amanecer con rayos de sol que iluminaban la estancia donde nos encontrábamos reunidos, desconozco el tiempo que permanecimos sentados pero en mi crecía cada vez más el ansia de una historia secreta transmitida tan solo de boca en boca por sabios eruditos olvidados en el tiempo, mezcla de rumores adornados con filigranas de oscuros lenguajes y símbolos solo accesibles a los selectos miembros de grupos ocultos.

Hiram Abif  hábil artesano de la  piedra traído desde la región de Tiro para trabajar en el templo del Rey Salomón, con el tiempo se convirtió en el portador del secreto de los masones y de la palabra secreta masónica, el nombre oculto de Dios. Este secreto según las leyes ocultistas permitía a su conocedor el poder de una deidad y por lo tanto conocer los secretos ocultos del mismo Yahvé, a la terminación del templo transmitiría sus conocimientos a otros artesanos para convertirlos en maestros masones y continuar con sus enseñanzas.

Corrientes italianas trajeron a España sus enseñanzas adoptando el nombre latín de illuminati por lo tanto los alumbrados o iluminados, sus enseñanzas esta basadas en su carácter iniciático, filantrópico, filosófico y progresista su objetivo es la búsqueda de la verdad, fomenta el desarrollo de la moral e intelectual del ser humano además del progreso social en todas sus facetas con amplios estudios por los hombres y mujeres más eruditos conocidos.

Vuestro padre al que tanto despreciáis fue un importante maestro de nuestra logia, siempre dio muestras de lealtad por todos sus discípulos hasta el día de su muerte que no es exactamente como imagináis, dio su vida por no revelar los secretos aprendidos dando su último aliento por una causa en la que consagro su vida sacrificando la suya propia perdiendo momentos de vida familiar para salvar al prójimo. Ahora empezaba a entender el porqué de sus viajes, sus ausencias y su semblante serio, cargaba con tantas responsabilidades que se había olvidado de vivir su propia vida.

Ya no podía contener el silencioso llanto y la amargura que sentía en mi corazón, mi cuerpo se convulsionaba sin poder remediarlo, la cabeza no dejaba de retumbar por el dolor intenso de las palabras que acababa de escuchar, con los puños cerrados golpeaba mi propia cabeza para intentar auto castigarme en mi ceguera, D. Francisco se dispuso a mi lado sujetando mis hombros para paliar mi dolor y con unas palmaditas me dio a entender que teníamos que hacer una pausa para poder digerir tantas noticias inquietantes y novedosas.     

a esta isla de calores y vientos racheados, sus ropas son humildes y sencillas por lo que deduzco no importarle su posición social ante los demás como dueño de esta casa, todas la dudas son despejadas poco a poco en conversaciones tan solo interrumpidas en contadas ocasiones por su sorprendente realismo en mis recuerdos.

Conocí a vuestro padre hace ya muchos años y con el tiempo nuestra amistad quedo sellada por un voto de silencio solo abierto hasta encontrar a su propia sangre y el mensaje que para vos confió en mi persona. Reconozco mi impaciencia y malestar por estas palabras al enfrentarme abiertamente con D. Francisco con la ira reflejada en mi

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