domingo, 30 de septiembre de 2012

CAPITULO LXVIII, El burro flautista.


                                                           CAPITULO LXVIII

                                                             El burro flautista

 

 

            Evoco como casi siempre los comentarios de mi padre, él me decía que las personas que hablan poco pueden llegar a ser peligrosas, un comentario simple en su elocución pero con interpretaciones para pensar, siempre me decía, cuidado con aquellos aparentemente tranquilos, suelen apaciguar sus ánimos tragando y enterrando en su interior tristezas y amarguras sin demostrar animadversión por quienes los ofenden, pues ellos hijo cuando les colmas el vaso pueden manifestar una violencia reposada en un caldo tan espeso y concentrado que es conveniente alejarse lo antes posible. Reconozco verme entre este tipo de individuos, soy muy pacifico, metódico y tranquilo, pero el que consigue hincharme los testículos puede recibir como premio el bingo acumulado y en los casos de mantener la imagen de frío y sin sentimientos también se rompe con situaciones en las que no se puede aguantar más consiguiendo apaciguar las llamas que abrasan por dentro llorando el desahogo por el sufrimiento.

            Con el transcurso del tiempo hago partícipe a mi hija en el proyecto que se me cruza por la cabeza, me anima, ella con su atrevimiento, su coraje y su sentido común no exento de una gran paciencia por las paridas con la que la sorprendo con mi imaginación agresiva y contundente,  se asombra por la cara dura que tengo en mis intenciones por publicar en internet, algunos comentarios de mis publicaciones los califica como bizarros, me gusta documentarme con palabras de moda y esta llega a sorprenderme o incluso ofenderme por lo que considero como insulto, pero soy así y lo asumo como una etiqueta en mi forma de ser, con paciencia me explica lo fundamental en el uso del pendrive al rescatar la información que contiene y créanme, comienzo a descubrir un mundo oculto que a la vez me ofrece un universo de posibilidades en el teclado.

            Juntos hemos leído compartido, disfrutado, discutido y repasado el contenido del primer capítulo DESPERTAR, un inicio extraño y novelesco, a medida que avanzo en mi lectura comienzo a darme cuenta de lagunas en su contenido, carencia de datos lugares y fechas, sospecho que quien se encargó de la traducción pasó por un filtro de censura desconociendo el motivo, hay frases y párrafos de difícil lectura por la incoherencia en su entendimiento, lo que sí me ha impactado el vuelco en sentimientos con los que su protagonista me involucra en su forma de percibir un entorno tan desconocido, pero es muy extensa y desgraciadamente me sobra el tiempo para saborearla en todo su contenido. En mis coqueteos con internet se me ocurre una idea complicada, apelaré a la ayuda de mi hija para intentar localizar a Aurora, con muy pocos datos mi hija me da las instrucciones en dirigir mi búsqueda advirtiéndome si creo buena idea intentar localizar a alguien que conocí hace más de treinta años.

            El mundo se comprime en redes sociales, espionaje industrial, grabaciones de datos, noticias en periódicos y direcciones para cualquier asunto que caiga en sus múltiples redes, siempre quedan testimonios o pistas a seguir, son como las huellas  no puede ser tan difícil, tanto Aurora como su marido son poseedores de una fortuna en negocios en Estados Unidos, residían en Nueva York quizás cerca de la sede central de sus oficinas, dispongo de nombres completos y apellidos, tan solo cuento a mi favor con la paciencia y la tenacidad de enlazar recuerdos dormidos y nuevas emociones por saber de su vida actual, la imagino con hijos y seguramente nietos. Cuando me empeño por un proyecto suelo ser muy persistente y con mi esfuerzo le demostraría a mi hija que no soy tan tonto como pueda aparentar, tendrán que aparecer por algún lado y de no conseguirlo recurriré por carta a las amistades comunes que ya teníamos en aquellos años, cuando esto suceda intentaré mantener una conversación con Aurora para exponerle mis intenciones de publicar todo en internet.

            Me he metido en un buen lío, a veces me quedo observando la pantalla del portátil hipnotizado en el parpadeo donde acaba o empieza alguna frase y me quedo en blanco, ¡¡qué difícil es escribir!! Las musas me abandonan y colman mi paciencia cuando veo pasar días, semanas, incluso meses revisando como un autentico maniaco el correo electrónico, he dudado si ejecuto correctamente las acciones para enviar tantos correos a tantos lugares como he podido, casi todos en los que según recuerdo pueda encontrar pistas sobre Aurora y su marido, se lo hago saber a mi hija preocupado por no obtener respuestas, sabedor de mi hándicap por no escribir el inglés prefiero no recurrir a mi hija, ella es paciente pero reconozco que no debo ni quiero absorber su tiempo ocupándola en un asunto tan delicado, procuro razonar y entender de mi impaciencia cuando me ofusco en obtener respuestas sin darme cuenta que el mundo está ocupado tratando de ser útil en cualquiera de sus obligaciones, sería muy egoísta por mi parte pensar que soy el ombligo del mundo al ser tan impaciente, creo en la prudencia por abandonar mi búsqueda consciente de permanecer tantas horas delante de un ordenador esperando un milagro con el que me siento humillado y derrotado.

            Cuanto echo de menos a mi padre, que difícil tarea cuando asumes de pleno tamaña responsabilidad asumiendo que ahora eres el protagonista para dejar como herencia lo mejor de tu carácter, una dualidad enmarcada en la lucha por evolucionar en tus propios valores intentando mantener la entereza por momentos en que la duda atenaza tu mente por saber de tus propias decisiones, cuantos recuerdos de su extenso refranero, de sus largas charlas de sobremesa y cuantas coletillas que hoy hago mías, no existe mayor herencia que su ejemplo, hombre versátil de múltiples aficiones, cultura de la calle y universidad de la vida, una enciclopedia de refranes ya hoy obsoletos pero de la genialidad al encontrar en cada momento la frase correcta con la que todos en casa disfrutábamos de la libertad para reírnos hasta soltar lágrimas, permitidme vagar en mis recuerdos con una interrupción que viene relacionada con lo que escribiré a continuación, rescato una coletilla a tenor de las casualidades que él me recitaba y yo por supuesto me envenenaba.

            Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos hallo que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Se acercó a olerla el dicho animal y dio un resoplido por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar y sonó la flauta por casualidad. ¡Oh! Dijo el borrico, ¡qué bien se tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal! Sin regla del arte borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad.

            Disculpen la broma con la que mi padre intentaba darme una lección de ser perseverante porqué de lo contrario, si no existe un esfuerzo previo tampoco se recibe la gratificación al tiempo y la tenacidad invertida en el empeño para dejar soluciones a la casualidad, pues bien, muchas obligaciones diarias me habían mantenido apartado de las redes sociales olvidando o postergando esperar contestación a la infructuosa búsqueda de Aurora hasta que un día marcó definitivamente un antes y un después en las muchas sorpresas con las que te sacude la vida. Fueron muchos meses de enviar correos electrónicos a una especie de purgatorio donde descansaba mi ansiedad por saber y cuando menos me lo esperaba apareció.

            Un correo frío y despiadado, recuerdo ver su cabecera con escudos de nombres difíciles de escribir y pronunciar típicamente americanos, letras en negrita que destacaban la importancia de la oficina de donde procedía, creo recordar de una empresa de exportación e importación de equipamiento militar, al principio me sorprendió y pensé que se habían equivocado con el destinatario ¡¡y una mierda!! Venía muy claro a mi nombre en una carta exquisitamente redactada, como corresponde al recibir unas noticias delicada me advertían la prudencia por no revelar la fuente de información  a la solicitud recibida por mí, apelando a la confidencialidad en la respuesta por parte de ellos. Ya de entrada sentía el respeto por quien a mí se dirigía en esos términos, me trataban con una cortesía depurada con las típicas frases que dicen mucho y al final no valen para nada hasta llegar al meollo de la cuestión, es como sazonar un guiso hasta que lo pruebas y te quemas la lengua. Daban a entender y se excusaban por la tardanza en responder hasta no averiguar quién era yo y de que conocía a Mrs. Aurora, leer esas palabras me provocaron un retorcer de estomago preguntándome en qué carajo me había metido, sentía con inquietud las advertencias de mi hija, ¡¡papa ten cuidado a quien te vas a dirigir para que no te metas en ningún embolado!! Mentalmente repasaba las indagaciones con las que había solicitado información con el máximo respeto y utilizando palabras sencillas y directas, quien redactó la carta creo confundía las Islas Caimán paraíso fiscal en cuentas bancarias de dinero procedente en muchos casos de negocios sucios con las Islas Canarias las que y lo digo por experiencia muchos suponen estar flotando con las Islas Baleares. Empezaba a acojonarme (descripción lingüística vulgar en dolores en los testículos).

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